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Mucho antes de que se empleara con fines adivinatorios, el tarot se utilizaba como juego y como medio para profundizar en el autoconocimiento.Inspirada en los arquetipos junguianos, el trabajo onírico y la filosofía esotérica, Nina Bunjevac —reconocida artista cuya obra se expone ahora mismo en el Pompidou, en el «quién es quién» de la novela gráfica que ocupa casi todas sus salas desde la primavera de 2024— recupera la simbología original del tarot y nos brinda un conjunto de herramientas que pueden ayudar a desgranar el significado arquetípico de los arcanos mayores, descubrir nuestra esencia y reflexionar sobre el presente.Las llamativas composiciones de Bunjevac, que destacan por el trazo grueso y los ricos detalles dorados, dan un nuevo significado a las escenas clásicas de estas cartas del triunfo y nos ofrecen una versión revitalizada de la tradicional baraja Rider-Waite.Presentada en un estuche compuesto por veintidós cartas y una guía espiritual de cada una de ellas, esta baraja es también una exquisita obra de arte.