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No sabe/No contesta es un libro promiscuo. Esa es la marca de Legna Rodríguez Iglesias, que en vez de escribir cuentos, novelas o poemarios, dice que no, que preferiría no hacerlo, como Bartleby, y publica libros bastardos, degenerados, y gana concursos con su depravación literaria. Sus historias son el reino del desperfecto: nada funciona, secretos atroces revientan como pólvora, el amor disfraza el despotismo o la perversión, los padres atormentan, someten o literalmente destruyen a los hijos, la atmósfera es irrespirable. Pero Legna tiene la prosa, la agilidad y la falta de escrúpulos de una infante terrible. Engalanado con las desviaciones que ningún censo se tomaría el trabajo de registrar, No sabe. No contesta es un libro neurótico. De hospital.