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«Dar voz al sufrimiento que de vez en cuando se abate sobre esas personas mudas» e intentar conciliar sus intereses con los de los altivos patronos fue el propósito de su primera novela, Mary Barton (1848). «Quiero trabajo, es mi derecho», clama uno de sus protagonistas: en este ambiente de tensión social, agravado por la pobreza y el desempleo, se inscribe la peripecia de una muchacha que coquetea con el apuesto hijo del patrono y desprecia al pretendiente –un antiguo compañero de juegos de la infancia, honrado e inteligente– que daría su vida por ella. Una trama llena de situaciones límite, una escritura cultivada y puntillosa y unos personajes descritos con simpatía y vigor realzan el valor de esta novela.