Información Extra
Afortunado lector: tiene usted en sus manos una invitación para disfrutar de un recorrido minucioso por un parque de atracciones sin localización concreta, tal vez sea en Barcelona, tal vez en los años cincuenta. En él encontrará desde botes eléctricos o dioramas a las atracciones más sofisticadas, el autovía, la ciudad encantada, la casa de la risa o las grutas mágicas. También, cómo no, los autómatas que adivinan el porvenir. Cada una representará una oportunidad para introducir bajo la fina superficie de la realidad la profundidad del destino, del azar, de la miseria o de la muerte. La guía atenta del poeta y crítico de arte Juan Eduardo Cirlot (1916-1973) le irá introduciendo, a cuento del parque de atracciones, en un mundo de relaciones y símbolos sugeridos a veces por cuadros, a veces por textos, a veces simplemente por nombres propios y alusiones varias provenientes de temas alejadísimos. El texto se convierte así en una embarcación que con su incesante ir y venir entre lo uno y lo otro nos abre, como por arte de magia, horizontes desconocidos. ¿Y no es esa la razón última por la que la gente va a la feria? La atracción del vacío y el intento de llenar ese abismo que es el mundo.