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«¡Qué libro extraño y bello has logrado! No imagino cómo se te ocurrió ni cómo te atreviste a emprenderlo. ¡Qué audacia! (…) Ojalá la gente comprenda lo valioso de tu texto. Ojalá deje atrás la sorpresa de las primeras páginas y se interne en su singularidad alucinante.» Manuel Mujica Lainez, en una carta dirigida a Sara Gallardo «Eisejuaz es una novela escrita en estado de gracia. Sara Gallardo se instala en las fisuras del lenguaje para crear a Eisejuaz, uno de los personajes más enigmáticos e inolvidables de la literatura latinoamericana: un indio mataco que escucha la voz de Dios en una lagartija y que renuncia a todo para seguir un llamado de consecuencias desastrosas para su comunidad. Es una novela fronteriza en más de un sentido: se sumerge en el paisaje del norte argentino y en el mundo indígena arrasado por el extractivismo, y evade los lugares comunes del regionalismo a través de la creación de una lengua fascinante y llena de alteraciones gramaticales. Eisejuaz “barbariza” el cristianismo con su cosmovisión indígena en la que Dios tiene rostro animal; su yo es curiosamente descentrado y está compuesto por muchos otros, pues “un animal demasiado solitario se come a sí mismo”. Gallardo se inspiró en un viaje a Salta en 1967, al que partió buscando historias para su columna en un semanario. En un hotel de Embarcación —a un costado del río Bermejo— conoció al cacique wichí Lisandro Vega, con quien pasó horas conversando y que le sirvió de modelo para Eisejuaz. Resulta inexplicable que esta novela haya sido olvidada durante tantas décadas. Afortunadamente, esa injusticia ha sido reparada en los últimos años a partir de la reedición de los libros de Gallardo y del renovado interés por su obra.» Liliana Colanzi, Babelia