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Una revolución desde los afectos: esa es la propuesta aquí, entretejiendo el anarquismo social con una extensión del ámbito de lo político al comportamiento cotidiano.Las formulaciones contemporáneas de esta «anarquía relacional» se concretan por primera vez en Suecia durante la primera década del siglo XXI, pero beben no solo de la larga tradición del anarquismo, sino también de aportes de la sociología, la antropología, el feminismo, la teoría queer y los activismos no-monógamos. En un momento en que las perspectivas revolucionarias parecen haberse desplazado más allá del horizonte, el reto de la anarquía relacional es construir desde abajo redes de afectos y maneras de cuidarnos, modelos de convivencia con quienes nos acompañan acordes a los mismos ideales que desearíamos rigieran en la sociedad, superando la normatividad, las estructuras de poder y de autoridad heredadas y los mecanismos de control estereotipados.